SIN EDUCACIÓN PÚBLICA NO HAY FUTURO

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 ¿Por qué una persona adolescente o joven abandona sus estudios? ¿Por qué una persona adulta decide no enviar a sus menores a cargo a la escuela, o al menos no se preocupa demasiado por ello? Preguntas difíciles que sólo admiten respuestas complejas y para nada individuales. Más bien pertenecen a los campos propios de las ciencias sociales, tales como la política, la economía, la sociología, la psicología social, etc.

El primer interrogante puede ser: ¿Es verdaderamente una “decisión” libre el abandono escolar? ¿O es la resultante de un fuerte condicionamiento social que genéricamente podríamos llamar “falta de igualdad de oportunidades”?

La segunda pregunta clave es institucional, y no por ello menos política: ¿la escuela está concebida para nuestra situación social actual, tan fragmentada? Nos referimos a sus rutinas, prácticas pedagógicas, disciplinarias, etc. Suele pasar que las sociedades cambian -para bien o para mal- eso depende de los procesos históricos siempre conflictivos, donde entran en tensión intereses contrapuestos entre los pueblos y las minorías dominantes (visibles o en las sombras), entre el bien común o su apropiación por grupos de poder.

Pero a pesar de estos cambios conflictivos, también suele ocurrir que tanto el sistema productivo como el educativo se mantiene en sus moldes, en la pretensión de que las personas que quieren trabajar o estudiar se “amolden” -sin distinciones- a sus viejas estructuras. De modo tal que en una sociedad tan diversa resultan sistemas expulsivos y quienes no nos adecuamos, entonces “no calificamos” para la oferta existente de trabajo o escolaridad.

Es decir un mercado laboral formal pensado para cierto tipo de persona trabajadora y una escuela que espera intra muros, que se le acerquen quienes acepten sus reglas, estudiantes y familias. Pero esto no ocurre como el sistema espera. Así entonces los empresarios se quejan de que no consiguen personal “apto” y quienes educamos recordamos con nostalgia los tiempos en que las familias valoraban a la escuela.

Como alternativa surgen, con distintas velocidades, experiencias de organización laboral y educativa más abiertas, por fuera o por dentro del sistema. Cierto es que hay grandes esfuerzos individuales en la docencia para una educación personalizada y liberadora...es remar en dulce de leche dentro del aula. También ha habido y hay reformas institucionales al interior del sistema educativo buscando “llegar” a nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Enseguida informaremos de una iniciativa bonaerense que ejemplifica lo que estamos señalando.

Antes una reflexión más: cada vez es más frecuente escuchar en los equipos educativos de nuestras escuelas la afirmación: “no sostiene una situación de aula”, referida a estudiantes que se desconcentran, molestan, quieren salir al patio aunque no sea la hora del recreo, etc. Tal vez sea el aula la que no se sostiene. Tal vez habrá que ampliar el concepto de aula. Me viene a la mente una educadora del Área Reconquista que siempre afirma algo así como que “el barrio amplía los límites del aula”.

El pasado jueves 2 de mayo, en el parque industrial de Moreno, se dieron cita los equipos de los Centros Socioeducativos y Comunitarios (CSyC) de la Dirección General de Cultura y Educación de nuestra provincia de Buenos Aires. Estos dispositivos dependen de la Dirección Provincial de Políticas Socioeducativas, a cargo de Natalia Bragagnolo. Su misión es ir a buscar a quienes abandonaron la escuela, por los motivos que fuere. Primero encontrarlos, y allí empieza un difícil proceso de revinculación con la escuela que necesita de un diagnóstico familiar y social, para encontrar las motivaciones adecuadas para volver a estudiar. Y desde luego si se logra este objetivo primario, acompañar en las trayectorias educativas. Son equipos profesionales y docentes, más talleristas, que siguen los lineamientos de la Subdirección de Experiencias Educativas en Barrios Populares, conducida por Patricia Beggerés.

Desde ya que esta tarea es articulada con las escuelas mediante el establecimiento de “Mesas de Coordinación Educativa” y “Proyectos Individuales de Vinculación Educativa” (PIVE) Los CSyC no son escuelas, son dispositivos que “en terreno” van a buscar a quienes no lograron continuar con sus estudios.

Del encuentro de Moreno participó el gobernador Axel Kiciloff, el Director General de Cultura y Educación, Alberto Sileoni, integrantes de su gabinete, la Intendenta Municipal Mariel Fernández y funcionarios municipales. Se entregó a los diferentes CSyC bibliotecas, materiales deportivos y didácticos, mochilas y guardapolvos. Esto último resulta indispensable para quien quiere volver a estudiar y no puede comprarlos. Lo mismo sucede con las zapatillas. Tiempos que corren. También se pudo visitar uno de los 16 CSyC Móviles, este equipado con una sala de grabación multimedia (foto).

Ya funcionan 196 CSyC en la provincia, 18 de ellos en los barrios populares del partido de General San Martín, en actividad durante el ciclo lectivo y durante el período de receso escolar también.

 

Nota de la Redacción: El contacto oficial para averiguar más sobre estas experiencias y su ubicación es: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.