EDITORIALES

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SuárezCiudad  inicia su habitual receso de verano. Agradecemos a lectores y lectoras su participación y les deseamos un 2023, de gran construcción comunitaria y patriótica, con unidad en la diversidad que nos enriquece ¡FELIZ AÑO NUEVO!

                                                                                                                                                   Equipo editorial

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Por Raúl Bermúdez

La Misión de “Los Linyeras de la Virgen”, o simplemente “Los Linyes”, recorre desde la última década del siglo XX, nuestro continente americano y otros pueblos de Asia y África, difundiendo la devoción a Nuestra Señora de Luján. A su paso van quedando “comunidades de base”, particularmente en los barrios y pueblos más pobres y vulnerables.

Al frente de esta iniciativa misionera están el padre Raúl Gabrielli y la hermana Lidia Walas. El padre Raúl fue designado “Misionero de la Misericordia” por el papa Francisco, un mandato referido a la “Nueva Evangelización” que impulsa el jefe de la Iglesia.

La semana pasada partieron llevando una imagen de la Virgen de Luján, desde la antigua casa de los Gabrielli Skinzi, una de las familias italianas pioneras de José León Suárez, hacia la comunidad negra de Palma Real, provincia de Esmeralda, República de Ecuador.

Los y las “Linyes” siguen las enseñanzas del “teólogo del Pueblo”, el sacerdote argentino Rafael Tello, ya fallecido y cuyos restos se encuentran depositados en el interior del templo de la Basílica de Luján. Entre otros lineamientos se destacan la valoración de la “cultura” y la religiosidad popular, el compromiso social y político “desde” la situación y el lugar de las personas más pobres y humildes, y una nueva evangelización que aporte a la construcción de la “Patria Grande” latinoamericana y caribeña, con la fe y los valores del Evangelio.

Un elemento importante de esta nueva misión a la costa noroeste del Ecuador, es que profundiza en los aportes del componente negro al mestizaje cultural americano y a la construcción de la Iglesia, Pueblo de Dios universal, unido en la riqueza que surge de la diversidad.

Precisamente la devoción a la Virgen de Luján se expande a partir de la figura del “Negro Manuel” y su compañera “Beatriz”, que cuidaron la imagen y su capilla en el siglo XVII. Sujetos a esclavitud -como ocurría en nuestras tierras hasta la memorable “Asamblea del Año XIII”, que dictó su abolición- eran cristianos con un gran espíritu libre. Esto lo testimonia con claridad la frase que quedó registrada, en un proceso colonial judicial: Cuando se le pregunta al Negro Manuel a qué patrón o dueño pertenece, contesta “Soy de la Virgen nomás”.

Esta identificación de los sectores populares con la Virgen María es histórica: El indio Juan Diego y la Virgen de Guadalupe en México, el Negro Manuel y la Negra Beatriz en Luján, Argentina, son arquetipos que se repiten a lo largo de toda la región durante los tiempos en que éramos colonias europeas. También en el transcurso de las guerras de independencia y se perpetúan hasta nuestros días, con las multitudes en los santuarios “Marianos”.

Lejos de constituir una actitud adormecedora y conformista, nuestra religiosidad popular contiene una vivencia “totalizadora” de la Fe cristiana. De allí su fuerza “liberadora” que integra lo espiritual y las demandas sociales, económicas y políticas en una síntesis cultural y religiosa diferente a la de los países dominantes.

En la Europa occidental como en la Norteamérica WAST (White, Anglo, Saxon, Protestant*) suele haber un marcado divorcio de la Fe y la vida pública. Se recluye así lo religioso al ámbito privado y familiar, con nula proyección social y política real, apenas declamatoria en el cierre convencional de discursos públicos.

La “Negrita” de Luján, por el contrario, con su tez negra zamba y sus ojos azules cielo, acompaña a su Pueblo, en todas sus preocupaciones individuales y comunitarias. Desde hace unos días, también está presente en la humilde aldea negra de Palma Real. Lugar de gente de trabajo duro y mal pago, rodeada de “narcos” y militarizada, porque el mar cercano a sus costas es un “corredor” con la vecina Colombia. “Luces y sombras” de nuestra América.

 

(*) Nota de la Redacción: Blancos, Anglo-sajones, protestantes. Una denominación que suele hacer referencia a sectores sociales dominantes en los Estados Unidos de Norteamérica.

 

 

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Por Eduardo Verón (*)

El territorio de José León Suárez está cruzado por el Río de la  Reconquista. Hace décadas (desde 1978) con la creación del Cinturón Ecológico (hoy Coordinación Ecológica) Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE) y el trazado de la Autopista Camino del Buen Ayre durante la última dictadura cívico - militar, el acceso al río se obstaculizó.

Ya que los rellenos sanitarios y la autopista marcaron una línea divisoria: de un lado quedó la población y del otro el río con su fauna, flora y tierras que se utilizan para relleno sanitario, entre otras cosas. Adicionalmente, en los últimos años se construyó un complejo penitenciario, compuesto por tres unidades, que reforzó este obstáculo hacía el acceso al río.

Pasaron 45 años desde la creación de la CEAMSE y las condiciones ambientales fueron empeorando debido a la concentración de residuos y la contaminación del río con los desechos de la actividad industrial y domiciliarios, que en algunos casos termina en sus cursos de agua. A tal punto que es considerado el segundo río más contaminado de Argentina, solo superado por el Riachuelo.

En los últimos años, en diversos espacios comunitarios, ambientalistas y académicos se empezó a pensar la idea de “la vuelta al río”, es decir volver a tener acceso hacía esas tierras. En esa línea, muy recientemente, ante el pedido de diversas organizaciones, el diputado nacional y presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, Leonardo Grosso, presentó un proyecto de Ley en el Congreso de la Nación para la declaración como reserva natural de parte del terreno lindante al Río de la Reconquista. De este modo, los sanmartinenses podríamos volver a tener acceso al río, espacios recreativos y lugar para la conservación de fauna y flora nativa, entre otras propuestas.

Para pensar en “la vuelta al río” hemos convocado el 1 de diciembre al Primer Foro Ambiental, en el Bosque Urbano (BU) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), con participación de organizaciones ambientalistas, comunitarias, vecinos y vecinas con interés en el tema. Tenemos que empezar a pensar y construir la “vuelta al río”, del que nunca deberíamos habernos separado. Él nos albergó en su “lecho ancho” a los barrios del Área Geográfica Reconquista (AGR), nos corresponde devolverle Vida.

 

(*) Eduardo Verón: Vecino suarense, licenciado en Ciencia Política, Magister en Derechos Humanos y doctorando en Ciencias Ambientales. Es asistente de investigación en el Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas (LICH), miembro del Área de Ambiente y Política de la Escuela de Política y Gobierno (EPyG), ambas dependencias pertenecen a la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), y asesor en sustentabilidad en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (IVC). 

 

Nota de la Redacción: Primer Foro Ambiental el JUEVES 1 de diciembre de 2022,  a las 17 horas, en el BU de la UNSAM en Matías de Irigoyen 3100. Se invita a organizaciones ambientalistas, comunitarias y vecinxs con interés en el tema.  

 

 

   

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Por Raúl Bermúdez

El Obispado de San Martín (General San Martín y Tres de Febrero), organizó una jornada para reflexionar sobre los consumos problemáticos, el pasado sábado 24 de setiembre. El encuentro comenzó en el Colegio Niño Jesús, de Santos Lugares para culminar con una Misa en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, presidida por  el obispo Monseñor Martín Fassi y concelebrada con otros sacerdotes. Entre ellos, los padres Pepe Di Paola, Adolfo Benassi y Nibaldo Leal, de amplio trabajo social en los barrios de José León Suárez.

Hubo dos comisiones de análisis: una “desde lo barrial” con exposiciones como las del Esteban “El Gringo” Castro, Secretario General de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y otra “desde la educación”, que contó con la presencia del ministro bonaerense Alberto Sileoni.

Participaron comunidades parroquiales, colegios católicos, la red de Hogares de Cristo y organizaciones sociales y políticas con actuación territorial en la diócesis. Entre otros dirigentes y funcionarios se hicieron presentes el Ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, el Intendente Municipal de General San Martín, Fernando Moreira y la Secretaria para la Integración Educativa, Cultural y Deportiva sanmartinense, Nancy Cappelloni.

Esta bienvenida iniciativa de “sensibilización” de la Iglesia Católica, nos mueve a realizar algunas breves reflexiones: solemos asociar las “adicciones” con las sustancias tóxicas, sean alucinógenas o no, legales o ilegales. Hablamos de “drogas” como algo que anula la voluntad, sin reparar en que todo medicamento está hecho en base a alguna droga, sea esta natural o sintetizada en laboratorios.

En realidad, hay múltiples consumos y actitudes que no consideramos en términos de adicciones, pero que generan fuertes dependencias con consecuencias negativas para la vida personal y social. Entre otras los juegos de azar y de apuestas, diversas comidas y bebidas, con o sin alcohol y muy dañinas para la salud, entretenimientos y “jueguitos” electrónicos, los teléfonos celulares que se han convertido en una suerte de “prótesis”, que no nos puede faltar, el consumo y la acumulación de bienes innecesarios y suntuosos, por parte de quienes tienen el poder económico para hacerlo, o peor aún, el acaparamiento de instrumentos sociales de cambio, como lo es el dinero, sin ningún fin productivo o creativo, etc.

Es decir, hay “drogas” autorizadas o prohibidas, caras o falopas, dañinas en sí o sólo en exceso, de efecto inmediato o lento y acumulativo, que pueden ser sustancias, cosas o actitudes.

Pensamos en las personas adictas como individuos que padecen una enfermedad, a quienes hay que aislar, curar, re-cuperar, contener, etc. Sin  negar la dimensión individual, queremos llamar la atención sobre el aspecto social del problema. Todas las formaciones sociales históricas han tenido y tienen sus adicciones. Cuanto más injusta es una sociedad, empuja con su falta de oportunidades, a las personas más vulnerables hacia algún tipo de adicción.

También, cuanto más vacía de valores, ideales y proyectos comunes está una sociedad, más induce a las personas a salidas individualistas, rápidas y a cualquier precio, como sinónimo de éxito. Cualquier consumo se torna “problemático”, cuando afecta nuestra salud, física o mental, y cuando resquebraja nuestras relaciones sociales y comunitarias.

Si nos preocupa este problema creciente, no lo ubiquemos afuera. No lo pensemos en términos punitivos de castigo a las personas adictas. Ellas son el emergente, el síntoma, el eslabón más débil de una cadena social que se rompe. No confundamos narcos con transas. Unos y otros están al margen de la ley. Pero la transa ocurre en las esquinas y reductos de los barrios, y se torna un modus vivendi fácil para muchas personas, con sólo pagar puntualmente un impuesto al Jefe de Calle policial. Nadie puede vender sin “arreglar”. Lo sabemos.

Narcos, en cambio, son personas organizadas, cartelizadas, de alto poder económico, que controlan porciones de uno de los principales negocios ilegales, luego blanquean o lavan sus ganancias, con la ayuda de oficinas especializadas de los grandes bancos internacionales, para poder invertir entonces en empresas legales y registradas. Las podemos encontrar en los barrios más caros y cerrados, envían a su descendencia a colegios y universidades privadas de elites y suelen figurar entre los accionistas de grandes grupos económicos. Como decía un entrañable viejo de mi barrio “No confundamos gordura con hinchazón”.

Si de verdad sentimos preocupación, salgamos de nuestro metro cuadrado, participemos de algún modo en la construcción de comunidad organizada y solidaria, trabajemos por una Patria más justa e inclusiva, porque esta es la mejor tarea preventiva que podemos realizar.

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Nuestra memoria personal suele ser selectiva, es una condición humana. Es decir que nuestro cerebro selecciona lo que queremos recordar y opaca aquello que nos perturba. Lo mismo ocurre, a veces, con la memoria histórica de los pueblos. Por eso es tan importante la celebración de un DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA, cada 24 de marzo, en Argentina.

Algo parecido ocurre con nuestra aproximación a la verdad. Siempre está mediada por las interpretaciones que hacemos de la realidad. Los hechos son los hechos. Pero su relato depende de la perspectiva desde donde se los mira. Nuestro conocimiento del mundo del que formamos parte, está inevitablemente condicionado por nuestra historia personal,  familiar, social, educativa, religiosa, ideológica, etc., etc.

Y la justicia es una construcción social. Lo que era justo para el Código de Amurabi o su símil judaico, la Ley de Moisés, no lo es para la jurisprudencia moderna. Si para las sociedades antiguas significó un avance civilizatorio el “ojo por ojo”, para los humanismos de variadas corrientes, “con el ojo por ojo quedaremos todos ciegos” como bien decía el Mahatma Gandhi.

Por eso para recordar el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, lo haremos desde un paradigma histórico-político, con categorías de análisis propias de una perspectiva nacional y popular. Porque siempre se analiza “desde” una posición, y es de honestidad intelectual, explicitarla desde el comienzo. Dicho esto señalaremos que:

Primero: Lo sucedido en Argentina fue parte de un plan continental, diseñado por el Departamento de Estado  de los Estados Unidos de Norteamérica (su “Cancillería”), que promovió la instalación de las dictaduras latinoamericanas y caribeñas.

Segundo: El brazo armado de esas dictaduras fueron sectores de las propias instituciones armadas nacionales, que actuaron como “fuerzas de ocupación” de sus propios países.

Tercero: Para ello se eligieron cuadros militares formados en la “Escuela de las Américas”, verdadero think tank (tanque de pensamiento) geopolítico, basado en la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional”, que definía como “enemigo interno” a toda persona u organización que se opusiera a los planes coloniales.

Cuarto: Pero el golpe no fue sólo militar. Fue cívico-militar o más precisamente oligárquico-militar, si definimos como oligarquías a los poderes económicos, aliados a los imperios de turno y que ponen sus intereses por encima del bien común de la Nación.

Quinto: El objetivo del golpe fue instaurar –a la fuerza- una política económica neo-liberal, en su versión setentista, inspirada en la escuela económica monetarista de los llamados chicago boys del pinochetismo chileno, que nos precedió tres años como dictadura. Todo ello en un mundo occidental que retrocedía a una división internacional del trabajo propia del siglo XIX, en la que las colonias aportamos materias primas y los países centrales controlan la ciencia y la tecnología. Sus figuras políticas más representativas fueron Ronald Reagan y Margaret Thatcher.

Sexto: Por eso el poder económico se concentró en los sectores agroexportadores, que no obtienen sus ganancias del mercado interno. Y su exponente mayor fue el ministro de economía de los cinco primeros años de dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz. Su misión fue destruir la industria nacional, regresar el país a una economía primaria agraria y crear lo que se conoció como la “Patria financiera”, que convirtió al dinero, en un bien especulativo en sí mismo, quitándole su función de instrumento de cambio de la economía real.

Los “Capitanes de la industria” como se conocía a unas nueve familias argentinas vinculadas a emporios multinacionales, se refugiaron en lo que se dio en llamar la “Patria contratista”, manejando desde antes de las privatizaciones de los 90´los negocios del Estado, en función de sus intereses particulares. Entre tanto la pequeñas y medianas empresas (PYMES) se fundían con su secuela de desocupación y pobreza, incluidas miles de personas con capacitación profesional de calidad, que pasaron a manejar taxis o atender un quiosco.

Séptimo: En la sociedad argentina de entonces, todo esto hubiera sido imposible en democracia. Por eso fue necesario exterminar toda resistencia a sangre y fuego: secuestrando, desapareciendo personas, torturando, encarcelando, matando, en definitiva, exterminando los “cuadros políticos” de una generación altamente politizada y con “conciencia nacional” y “sentido popular”.

Por último, a quienes añoran la “seguridad” de los tiempos de dictadura, sólo les señalaremos que fue precisamente en aquellos años violentos, cuando se introdujo la droga barata (falopa en nuestro lunfardo) en los barrios populares, como una movida táctica dentro de una estrategia general de adormecimiento de la juventud. Esto sumado al cierre de fábricas y su consecuente desocupación, crearon el caldo de cultivo del escapismo y el sálvese quien pueda y cómo pueda, de la generación “ni – ni” (Ni estudian ni trabajan), que –entre otras causas- nos sumergió ya en democracia, en un estado de permanente inseguridad y violencias ciudadanas.

Toca al Estado democrático y a las organizaciones de la sociedad civil (OSC), que nacen al calor de las necesidades insatisfechas aún no resueltas, remediar el daño social acumulado y sembrar nuevas condiciones históricas, más justas, más liberadoras, más felices, para nuestra Patria y su Pueblo.

Acerca de Suárez Ciudad

Misión: Ser un espacio periodistico que exprese la rica y variada vida comunitaria de José León Suárez, nuestra ciudad, superando la habitual mirada sesgada de los medios de comunicación dominantes, que solo consideran a nuestros barrios en la sección "Policiales", desde una perspectiva sensacionalista. Creemos que nuestra comunidad es mucho mas que eso.

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