La llamada “comida chatarra” (papas fritas, gaseosas, golosinas súper azucaradas, “panchos”, etc.) son alimentos con poca cantidad de nutrientes para nuestro cuerpo pero con un alto contenido de grasa, azúcar y sal. Provocan enfermedades respiratorias, cardíacas, obesidad, hipertensión, aumento del colesterol, diabetes, entre otras consecuencias sobre la salud.
Contradictoriamente, uno de los ambientes en donde los niños y las niñas tienen mayor acceso a esta comida, que en algunos países llaman directamente “basura”, es en las escuelas. Los colegios son utilizados por las empresas procesadoras de alimentos para generar (malos) hábitos de por vida. Mientras en los libros de texto se recomienda comer frutas, verduras, granos integrales y la hidratación en base a agua, la mayoría de los kioscos y buffets para estudiantes ofrecen ¡chatarra!
Por eso, la iniciativa de “kiosco saludable” de la escuela EP N° 51 “Ernesto de la Cárcova”, es esperanzadora y nos muestra un camino a seguir y replicar en nuevas experiencias. SuárezCiudad conversó, en la víspera del Día del Maestro, con la socióloga Graciela Ferrario, orientadora social de la escuela e impulsora del proyecto, la maestra Estela Herbas, colaboradora entusiasta de la propuesta y con los alumnos y las alumnas de 4° año del nivel primario, que llevan adelante este original kiosco escolar.
Desde hace cuatro años, cocinan en el aula, un día a la semana, productos naturales como: pan y chupetínes de banana, jugos y licuados, bombones, galletitas de avena y de naranja, todo elaborado con productos naturales. Graciela les enseñó en base a su experiencia personal y también siguiendo las recetas de reconocidos chefs como Pablo Martín y Mariano Juan Cruz Navarro.
En el aula percibimos el entusiasmo: Se distribuyen los roles en grupos rotativos: insumos (preparan los materiales, los ordenan), cocina, venta, economía (llevan los registros contables), compras. Venden pasando por las aulas hasta que se acabe lo producido en la semana. También instalan un puesto en los actos escolares.
Con las ganancias compran (chicos y chicas) los insumos tales como polvo de hornear, harinas integrales, semillas, etc., en dietéticas de José León Suárez. Cuentan con lo necesario: bandejas, vaso medidor, también adquirieron una juguera y una licuadora, a la que bautizaron ¡“Galáctica 2.0”! Y hasta les alcanzaron los ingresos el año pasado, para organizar una visita a la Ciudad de los Niños. Para este año preparan otro paseo.
“Son solidarios y solidarias y valoran su trabajo” nos dice la maestra Estela –y agrega- “Es un proyecto integrador, les enseñan a cocinar a otros grupos”. Graciela completa el concepto: “La idea es reemplazar los alimentos ultra procesados, que nos hacen mal y conocer otros ingredientes. Ya hay chicos y chicas que para las fiestas de cumpleaños preparan por ejemplo chupetines de banana. Los alimentos sanos también pueden ser ricos y estar a nuestro alcance.”
Nota de la redacción: La EP N° 51, se encuentra en la calle Echagüe N° 8287, en el barrio de la Cárcova. Su directora es Rosana Núñez y su vice directora María Rosa Monteros.